
Siendo un niño, tuve la oportunidad de ver a un colombiano participando en las mejores carreras de ciclismo del mundo. Lo vi ganar la vuelta a España, quedar entre los primeros del Tour de Francia y recorrer esos países con una camiseta diferente, la que lo señalaba como “el rey de la montaña”. Fue mi héroe y el modelo a seguir por mucho tiempo, tanto así que con los amigos del barrio hicimos nuestra propia “vuelta a Santander”, e hicimos con papel los puntos rojos para identificar al que había llegado primero a Loma Linda (que era la única “loma” a la que por nuestra edad podíamos ir). Todos queríamos ser Luis “Lucho” Herrera.
Ayer, en un noticiero vi que unas personas habían vandalizado una estatua de “Lucho” para manifestarse en contra de la desaparición de cuatro personas. Me causo mucha impresión saber que mi “modelo” a seguir era culpado de dichas desapariciones por los manifestantes. Según pude leer en las noticias, dos paramilitares dijeron que “los asesinaron porque Herrera les aseguró que eran guerrilleros, y que el objetivo del exciclista era apoderarse de sus predios”. En el video los manifestantes ponen una “metralleta” a la estatua, pintan de “rojo” la estatua, y dicen que el paramilitarismo asesino a unos familiares de los manifestantes, que esta situación “abre la puerta” para hablar del tema del paramilitarismo. Después aparece otro joven que dice entender la presunción de inocencia, pero acto seguido dice que “dice mucho que dos paramilitares lo acusen”. La “ñapa” la pone una señora: ”nos vemos y ojalá en la cárcel, espero(amos) que vaya preso”. Todas estas afirmaciones son de grueso calibre…no solo ya le hicieron un juicio a “Lucho”, sino que dictaron veredicto.
Yo no se si “Lucho” es culpable o no de semejante barbaridad, pero este tipo de noticias no es nuevo, y me refiero a las barbaridades que cada vez más ponen en duda de juicio nuestra humanidad y a los juicios de valor que expresamos y publicamos.
Todos estos comportamientos me hacen temer por el camino que nuestra sociedad ha tomado desde hace ya mucho tiempo. Solo basta que alguien diga “esto o aquello” para que salgan los nuevos jueces no investidos a dictar sentencia. Se apoyan en “hacer lo que es justo, en hacer valer sus derechos…”. Lo peor es el sesgo con el que estos jueces dictan sentencia. Si el “juez” es de “derecha”, todos los de izquierda son “guerrilleros”. Si es de “izquierda” todos los de derecha son “paramilitares”. Si el dictamen de la autoridad competente es declarar no culpable al imputado y este imputado no es de mi afinidad entonces la justicia no sirve (aunque tenemos bastantes casos que hacen que esta afirmación sea tomada en serio). Si declaran culpable a alguien de mi afinidad política, es persecución política. Muy pocos se van a los datos y hechos que pueden esclarecer si el veredicto es justo o no. Todo lo que nos importa es juzgar, así no tengamos una base solida para emitir dicho juicio. Nos hemos convertido en jueces de todo y de todos, pero nuestro propio sistema de obtención de informacion es todo menos objetivo. Es increíble ver a los “eruditos del Facebook” afirmar con propiedad cosas que son dignas de entrar en el campo de la estupidez. Pero no corra el riesgo de comentar y preguntar por la base de esas afirmaciones, va a obtener una descarga de insultos y unas débiles razones que justifican dichas afirmaciones.
A mi particularmente me aterra el leer a personas con buena educación (sobre el tema en mención) argumentando como si el tema fuera totalmente desconocido para ellos (ante lo cual lo mejor es quedarse callado). Crean una serie de relaciones inexistentes y/o conspirativas para justificar lo injustificable. También me aterra como es de fácil engañar a las personas…he visto la foto de una famosa actriz porno en un avión ser rebautizada como “la primera piloto de avión de la ciudad ABC” y leído mil comentarios llenos de orgullo por tan grande logro. Pero lo que mas me aterra es que considero que ese camino es un viaje sin regreso, en el que cada uno de nosotros esta en riesgo de ser señalado y acusado sin pruebas, pero va a ser “ajusticiado” en las redes sociales.
Desde lo mas profundo de mi corazón, mi “niño ciclista” espera que Luis Herrera sea inocente y que todos seamos capaces de ser objetivos: “lo bueno es bueno y lo malo es malo, independientemente de quien lo haga”.
“El profe”