Durante la temporada decembrina, el uso de pólvora vuelve a encender las alertas en los hogares, especialmente cuando se trata de la protección de niños, niñas y adolescentes. La Ley 670 de 2001 prohíbe de manera expresa la venta, distribución y manipulación de pólvora por parte de menores de edad, como una medida para prevenir accidentes que pueden dejar consecuencias irreversibles.

Cada artefacto pirotécnico en manos inexpertas representa un riesgo latente. Quemaduras, lesiones físicas y afectaciones permanentes son algunas de las tragedias que, año tras año, se repiten y que podrían evitarse con responsabilidad y conciencia ciudadana. La pólvora no es un juego, ni una tradición que deba poner en peligro la vida.

Las autoridades hacen un llamado a padres, cuidadores y a la comunidad en general para reforzar la prevención y optar por celebraciones seguras, donde la alegría no esté asociada al riesgo. Iluminar diciembre no requiere pólvora, sino compromiso, cuidado y amor por la vida.

Cuidar a nuestros niños es una tarea colectiva. Este diciembre, el mejor regalo es la seguridad y la tranquilidad de llegar a casa sin tragedias. ¿Estamos dispuestos a celebrar sin poner en riesgo lo más valioso?